14 dic. 2024

No toda la culpa es del “limpiavidrios”

@marianonin1 @marianonin1

La calle es un infierno. Escucho en la radio que el termómetro frente a un shopping marca 52 grados, puede ser, el calor es insoportable. Una mujer con un bebé en brazos se acerca a pedir monedas. Detrás de otro vehículo un limpiavidrios tira un chorro de agua sobre el vidrio de un vehículo y comienza una discusión.

El chico mira con odio al conductor que accionó su limpiaparabrisas en señal de protesta. Tiene unos 20 años y mucha rabia contenida. El conductor chorrea sudor y sigue con los insultos, mientras el limpiavidrios, impasible, busca otra víctima. Desde un colectivo destartalado la gente se amontona para mirar por la ventana. Es el tema de conversación, un cambio de luces, y todo vuelve a repetirse. Una y otra vez.

Es como una pequeña lucha de clases propiciada por la falta de políticas públicas que generen menos desigualdad y más compromiso. Si a un chico se le frustra el acceso a la educación apuntará su supervivencia a la calle y si el Estado no vela por sus derechos, entonces, ese chico renegará de las leyes y la convivencia, solamente para sobrevivir. Solo 60 de cada 100 alumnos alcanzan la secundaria, dejando expuestos a los menos favorecidos.

Es parte del problema. Hace poco el representante de los limpiavidrios decía que casi todos los limpiavidrios son expresidiarios, desnudando otro problema no menor: la falta de un programa de reinserción social que les permita mínimamente ganarse el sustento.

Pero la violencia, esa si es responsabilidad del limpiavidrios. Los demás, tampoco tienen la culpa. Así, por más negociaciones y programas gubernamentales que se pongan en práctica, la situación no va a cambiar. Los que tienen que cambiar son los funcionarios corruptos a quienes les pagamos el sueldo para desarrollar mecanismos que nos permitan vivir en paz e igualdad… a todos.