
Como amante del séptimo arte he notado que uno de los temas preferidos en el cine es la búsqueda de redención de los villanos. A pesar de ser los malos de las historias, estos personajes buscan enderezar de alguna forma sus pecaminosas vidas para aliviar sus conciencias.
Generalmente estos personajes, entre ellos ladrones, asesinos, narcos, etc, consiguen su objetivo haciendo grandes sacrificios. No, nunca se convierten en buenos, pero inyectan un poco de alivio en sus atormentados corazones.
Haciendo un poco de fantasía, sería sencillo extraer la teoría de la redención de las películas y aplicarla a la realidad de nuestro país, que está lleno de villanos, criminales, ladrones y demás yerbas, empezando por nuestros mismos gobernantes.
Parece difícil, pero muchas personas que en un principio optaron por el mal camino, lograron redimirse en Paraguay. Cientos de jóvenes involucrados en drogas y otros delitos menores han conseguido enderezar sus caminos, gracias a personas que le han brindado una mano de alguna forma. La redención no es imposible en nuestro país y está demostrado.
Ahora, vamos a los peces gordos del delito y el crimen en Paraguay, los políticos corruptos. Responsables directos de que el país no pueda levantar cabeza hace tantas décadas. Al contrario de los villanos de las películas y los delincuentes menores, ellos no buscan redención, todo lo contrario, buscan perpetuarse en los altos cargos públicos con jugosos sueldos y otros beneficios, con un nulo aporte para el desarrollo del Paraguay.
¿No les pesa en la conciencia robar el dinero público y hambrear a su pueblo? Claro que no, los políticos son verdaderos villanos, que dejan a los malos de la ficción como pequeños porotos. Los corruptos nunca se arrepentirán, la única solución es sacarlos del poder a través de las urnas.
Probablemente no pagarán todo el mal que hicieron, pero por lo menos el pueblo se arrancará a esas sanguijuelas egoístas que succionan todo y no les importa la redención.