Por Hugo Barrios @Huguelli Digno Ramón Gómez era muy respetado por sus allegados. Tenía proyectos, sueños y una linda familia. En la mañana del lunes estaba trabajando como de costumbre. A bordo del transporte de caudales de Guardián S.A., fue junto a sus compañeros a la sucursal del banco Continental de Luque para hacer una de las habituales diligencias.
Allí los aguardaban armados hasta los dientes cerca de cinco sujetos que, tras descender de un automóvil, abrieron fuego: las balas que impactaron en Digno terminaron con su vida casi al instante. Tres de sus compañeros y un guardia del banco resultaron heridos. Todo esto, a plena luz del día.
Ayer, Gustavo Agüero Ramírez, un suboficial de la Policía, fue encontrado muerto con tres impactos de bala en la cabeza en un camino vecinal de Pedro Juan Caballero. Fue a las tres de la tarde, también a plena luz del día.
Los delincuentes entienden que la seguridad es muy frágil en Paraguay y que no necesitan precisamente la oscuridad de la noche para sembrar el terror en nuestras calles. Uno ya no se siente seguro ni con la Policía ni con guardias de seguridad: los ladrones y asesinos les perdieron el respeto y el temor hace mucho tiempo.
Miembros del PCC y del Comando Vermelho hace rato están instalados en el país y no solo cometen asaltos y homicidios, también trafican con droga. Tanto los efectivos públicos como los privados no cuentan con la preparación necesaria. Hay unos 13.000 guardias de seguridad en todo el país, señaló ayer a través de la 780 AM el comisario Néstor Cáceres, jefe del departamento de control de empresas de seguridad de la Policía Nacional. De esa cifra, solo 1.000 están registrados.
Hay mucha informalidad en el negocio de las empresas privadas de seguridad. Muchos terminan haciendo trabajos de ordenanza o hasta de jardinería, en lugar de recibir un estricto adiestramiento de defensa. Mientras no existan políticas serias en materias de seguridad público-privadas, los malos seguirán enlutando familias con demasiada facilidad. Ya tú sabes