
Tras la indignación desatada con motivo de la publicación de una página de oferta de niños para fines sexuales, surge la inquietud sobre el enorme potencial que tiene las redes para colocar cuestiones que ponen en riesgo la propia vida de la gente.
Los degenerados que operan estas páginas se nutren de fotos que los propios “enredados” en las web levantan de absoluta buena fe pero lamentable conocimiento de las implicancias y consecuencias de hacerlo.
Las fotos de niños se ha convertido, también, en un peligroso tema de seguridad en países como Mexico y Colombia donde los riesgos de secuestros con fines extorsivos son importantes. Las más inofensivas fotos de familia, podrían terminar siendo un estupendo mapa de situación para ladrones y asaltantes.
Los fanáticos de las redes sociales que acostumbran a relatar su vida, minuto a minuto, e incluso a ilustrarla con fotos: “Como todos los días a la tarde, voy al gimnasio”, o , “ mi gato queda a cuidar la casa” son una invitación estupenda para que personas de mala fe cometan un robo domiciliario o un asalto.
Las fotos de fiesta con personas exhibiendo joyas, o el anuncio de un viaje en familia son datos que al tiempo de contribuir a la amistad en red podrían constituir una hoja de ruta para delincuentes.