19 may. 2025

Llora la pelota, llora el fútbol

Por Hugo Barrios @Huguelli Por Hugo Barrios @Huguelli

“En cuantas vidas yo viva, en todas te amaré”. Esto fue lo que escribió Cléber Santana, figura y capitán de Chapecoense, antes del despegue del avión que culminaría en tragedia en suelo colombiano y luego enlutaría a todos los países.

Thiaguinho, días antes de partir a Medellín, se enteró de que iba a ser papá de una manera muy especial: sus compañeros le dieron la buena noticia en la concentración, al entregarle una carta que le envió su esposa, además de unas ropitas para bebé. El futbolista celebró con ellos como si fuera el mejor gol de su vida.

Es difícil cuantificar en palabras la tristeza por la muerte de los componentes del equipo brasileño, que habían partido desde su país con toda la ilusión del mundo a disputar la final de la Copa Sudamericana. Junto a los futbolistas, cuerpo técnico y dirigentes murieron periodistas y miembros de la tripulación. Entre estos últimos se encontraba un paraguayo: el piloto Gustavo Encina.

Cléber, en estos momentos, estará haciendo lo que dijo que haría en otra vida: amar. Justamente, ese sentimiento de amistad, hermandad y amor fue lo que unió a todos luego del peor desenlace que tuvieron los ocupantes de la aeronave.

El pedido del Atlético Nacional para que sus rivales de la final sean los campeones del certamen fue el primero de incontables gestos de solidaridad que traspasaron fronteras. Esa consternación que significó la muerte de los guerreros se transformó rápidamente en muestras de apoyo y acompañamiento a los familiares de las víctimas.

La vida real supera a la ficción, siempre. Un equipo modesto, que en el 2009 militaba en la cuarta división del fútbol brasileño, fue abriéndose paso ante colosos del fútbol local e internacional y este año rasguñaba la gloria al llegar a lo más lejos de un torneo continental.

Por esas cosas inexplicables de la vida, hoy todos lloramos a esos jugadores que la semana pasada estallaban de alegría al dar un gigantesco paso en sus carreras. Llora la pelota, llora el fútbol, pero sonríe el cielo con la llegada de los campeones de Chapecó. Ya tú sabes.