
Año nuevo en la Perla del Sur, la ciudad ejemplar. Miles de personas recibiendo al 2016. La belleza de Encarnación es conocida por todos, ordenada, limpia y desarrollada. El que va por primera vez suele sorprenderse de la educación cívica del encarnaceno: “pararon para que cruce la calle”, “no había basura”, “nadie toca la bocina”, suelen ser los signos que destaca el turista. Pero en las primeras horas del 1 de enero se vio un paisaje no grato, sobre todo en la playa San José.
Como en una típica estación de servicio de Gran Asunción, en el estacionamiento, justo donde se ubicaba un cartel de “prohibido ruidos molestos”, sonaba desde los autos una fuerte música, de las que no le gustan a Cattivelli. El espacio para los vehículos estaba ocupado por personas, con mesas, sillas y conservadoras. Lo mismo pasaba con el carril para bicicletas, como si fuese la ruta Luque - San Bernardino.
La playa no era la misma que había conocido hace unos años. Había basura por todas partes: latas, botellas, plásticos. Los horarios, siempre estrictos, no se respetaron, había personas a la orilla del río, pese a que está prohibido entrar al agua por la noche.
Creo que con lo linda que es la playa, todo eso, en ese momento, no me importó. Hasta que vi a un muchacho caminar por la arena directo al río, paró en la costa, se abrió el cierre y comenzó a orinar. Sí, orinó, frente a todos. Después le tocó al segundo. Hizo lo mismo. Tomé el celular y pude grabar la escena que ayer publiqué en las redes sociales. Otros le gritaron: “¡Está prohibido!”.
El modo en que los encarnacenos cuidan su ciudad es impresionante. El problema no son ellos, sino los turistas. La transición del gobierno municipal hizo que aflojen los controles y como la mayoría de los paraguayos no acostumbran a tirar la basura al basurero si no tienen un gorila uniformado que le diga “está prohibido”, no lo hicieron.
La playa hubiese estado limpia igual sin guardias si es que teníamos conciencia. Pero como la cuadrilla de limpiadores no estuvo, la basura fue parte del paisaje. Siento vergüenza del encarnaceno que debe recibir a los sucios turistas.
Ante la mala educación de sus visitantes, el intendente Luis Yd debe volver a poner mano dura. El único remedio para el paraguayo.