Hoy no voy a hablar de lo huérfana de candidatos honestos que dejó la corrupción a Lambaré, ni de los intereses de las tarjetas de crédito o el impuesto que el Gobierno impone a las cooperativas. Hoy quiero hacer un alto y hablar de nosotros. De los noticieros de Canal 13 y la evolución de las noticias. Comencé en el canal hace unos 27 años y soy testigo del proceso al que fuimos sometiendo a los servicios informativos.
De la curiyú que se tragó a un hombre en los noventa a la revolución estudiantil del 2015, han pasado años. Años en los que fuimos y seguimos aprendiendo. Dejamos la música de suspenso y las lágrimas porque comprendimos que la dignidad de las personas es más importante que el rating. Y que las denuncias ayudan a construir el país que todos soñamos. Nada está librado al azar ni al capricho de los oportunistas.
El acceso a la información pública nos abrió puertas y nos cerró ventanas. Ganamos una herramienta para desnudar casos de abusos que desangran al país. Y nos siguen escondiendo cosas. Cosas que nosotros seguimos buscando. Entendimos que los niños tienen derechos y que las infancias tienen que desarrollarse en un ambiente inocente lejos de las cámaras de la televisión.
Mientras los respetemos como niños estaremos formando los hombres del mañana. Nos alejamos de la moda del show de las noticias y nos propusimos formar opinión haciendo periodismo serio y objetivo, acompañando el proceso social que nos regaló, con luces y sombras, la democracia.
Y pese al dicho popular, no capítulamos porque aprendimos que lo más importante no es lo que el televidente quiere ver, sino lo que nosotros tenemos para ofrecerle. Hoy seguimos aprendiendo. Y seguimos evolucionando porque el país necesita. La verdad tiene mil rostros pero nosotros vamos tras su identidad. Por eso nuestro lema es: LAS NOTICIAS PRIMERO