19 ene. 2025

La vuelta del gatillo

Por Hugo Barrios @Huguelli Por Hugo Barrios @Huguelli

El relato que hace Richard Pereira no tiene nada que envidiar a una película de la mafia. El joven que ya no volverá a caminar porque Johnie Orihuela lo baleó en la nuca dice que este suboficial de policía lo obligó a arrodillarse antes de abrir fuego contra él, en plena calle capitalina.

“Me agarra de la campera, me zarandea hasta que logra que caiga al suelo y, cuando logro caer, me apunta con su arma y ya siento el tiro. Directamente”. Esta es parte de su versión. En su testimonio, asegura que el efectivo policial estaba en compañía del comisario principal Jorge Zárate, titular de la comisaría cuarta de Asunción.

Richard afirma que ambos iban en una patrullera, que tenía los faros apagados, cerca de las 04:45 del sábado. Explica que lo persiguieron desde 21 Proyectada y Brasil y que, finalmente, para la marcha en 24 Proyectada casi Capitán Figari, donde Orihuela le habría ordenado arrodillarse y luego disparado.

Pereira asegura que permaneció consciente tras resultar herido y que el uniformado le obligó a tomar la pistola con intenciones de incriminarlo. “El oficial, estando en la carrocería, me obliga a que agarre su arma. Intenta, pero cierro el puño con toda mi fuerza y hace como dos disparos teniendo mi puño abajo”, sostiene.

La versión policial indica que Richard estaba armado y que tenía drogas en su auto (que no tenía chapa). También refiere que el joven incluso intentó balear a los intervinientes y que el suboficial solo se defendió.

Hay dos “verdades”. Por un lado, está un joven que, se comprobó, no tiene antecedentes judiciales, que no consume drogas ni alcohol y que cometió la “fatalidad” de transitar sin chapa y haber tratado de huir al sentirse perseguido por la policía. Por el otro, están dos funcionarios que pertenecen a una de las instituciones más corruptas del país y la región: la Policía Nacional paraguaya.

Hasta ahora, los agentes implicados no salieron a desmentir los dichos de la víctima. La Policía brindó ayer una conferencia de prensa para hacer la gran Poncio Pilato e “informar” que ambos efectivos fueron apartados y puestos a disposición de la Fiscalía.

Los agentes del orden, de nuevo, están en la mira porque se sospecha que abusaron de la fuerza en un procedimiento. El sentido común, por de pronto, me hace dudar más del presunto “gatillo fácil” que del joven paralítico. Ya tú sabes.