
Juan es músico. Trabaja en un mariachi. Lo conocí mientras esperaba a mi hijo a la salida del colegio. Empezamos hablando del tiempo y terminamos en economía, esa economía callejera que nos satura el día.
“Ya es 20 de noviembre y apenas llego a fin de mes” me decía resignado. “Ya me vino la factura de la luz y el agua, y yo pensando cómo llevar la comida a casa. El pasaje de los chicos, y los gastos del año escolar que va terminando me tienen loco y lo peor es que llega fin de año y un montón de gastos innecesarios que nos dan un poco de felicidad, para volver el 1 de enero de 2017 a batallar el día.”
Juan refleja la realidad cotidiana de miles de personas comunes, que trabajan día a día para alcanzar un poco más que a la mitad de mes y sobrevivir el resto. Esa es una realidad. Esta semana se aprobó en Diputados el aumento del salario mínimo, será de 138 mil guaraníes, y se ejecutará a fin de mes.
Disfrutarán del aumento unas 350 mil personas que son las que ganan el mínimo. Los demás, (incluidas unas 500 mil personas del sector informal, como Juan) tendrán que lidiar con el progresivo aumento de precios. No soy economista, pero lo siento en el bolsillo, así como vos.
También van a sentirlo un millón quinientas mil personas que están en la pobreza. Una de cal y otra de arena. La Unión Industrial Paraguaya, ya advirtió que el incremento generará inflación, o sea que oficialmente nos advierte de lo que se viene. Para los industriales las consecuencias no generarán números positivos.
Seguiremos igual, pero ganando más, los que ganan mínimo, o sea, una mínima parte, tendrá que lidiar con nuevos aumentos y así sucesivamente. Pienso en Juan, en ese Juan pueblo que la lucha todos los días. Las cosas no van a cambiar mucho, pero la esperanza… bueno, ya sabés el resto.