La escena ya se ha convertido en un clásico de las noches de karaoke. Una chica, quizás llorando una traición o un amor no correspondido, ensaya con mucho desafino las letras de una canción de Yuri, la cantante mexicana que se hizo muy popular en los años ‘80, principalmente. “Pasa ligera, la maldita primavera. Pasa ligera, me hace daño solo a mí”, grita la dama, acompañada por el coro de sus amigas y la risa desenfrenada de sus compañeros de farra, ya bastante entonados.
Con nuestros políticos ocurre algo así como una “maldita primavera”. Pasan y pasan los años, pero la clase política sigue compuesta por personajes mustios, gastados, sin frescura. No florecen nuevas figuras que valgan la pena. Insinúan, a través de apariciones mediáticas, que inyectarán ideas que ayudarán a rejuvenecer el estilo de hacer la cosa pública en el país, pero terminan contaminados por la podredumbre partidaria que rinde culto a la corrupción.
Entramos al mes de la juventud, pero por más que me rebusque en los rostros de recambio de la política nacional, no encuentro a ninguno que valga la pena. Eso no quiere decir que estos jóvenes no gocen de la simpatía de muchos.
Es el caso del emergente Mario Abdo Benítez, hijo de uno de los hombres de confianza del dictador Alfredo Stroessner. “Marito” no tuvo la culpa de que su papá haya sido “brazo derecho” del líder de un régimen fascista, pero cae de maduro que aplaude lo que fue esa parte de la historia del país.
Se habla de que el actual senador colorado será uno de los precandidatos presidenciales en los comicios internos de la ANR... y bueno. ¿Quién más está? A ver... está por ejemplo “Nenecho” Rodríguez, el hábil concejal capitalino que logró que un frívolo programa de TV sea declarado de interés municipal en la Junta Municipal.
Después está su colega Hugo Ramírez, quien ya lleva años en el legislativo comunal y que, en su última aparición mediática, se dedicó a cazar pokémones por las calles de Asunción.
Ese es, a cuentagotas, el panorama. Son solo tres ejemplos. La canción de Yuri es un poroto frente a esta primavera que nos ofrecen los representantes del pueblo. Ojalá esta “maldita primavera” partidaria pase ligera y que no duela tanto como un canto en el karaoke. Ya tú sabes.