La Secretaría Nacional Antidrogas no tiene atribuciones para hacer cateos, barreras y controles en las calles. La Constitución Nacional, la ley de su creación, el Código Procesal Penal hablan claramente de esto. No existe lugar a interpretaciones maliciosas, la SENAD es un órgano de coordinación de las acciones contra la represión a las sustancias ilegales. Es la tarea que le asigna el Estado, de acuerdo a la legislación vigente. De lo otro se encarga la Policía Nacional. Así de simple.
En AAM mostramos cómo agentes especiales del organismo salen a las calles a hacer controles. Equipados como para realizar una intervención para eliminar células del Estado Islámico, en calles del área metropolitana, requisando a todo ciudadano que resulte sospechoso, por portación de rostro.
La reedición de clásico, una imagen esteorotipada versus agentes con garrote en mano. No importa la estigmatización de los que, por esas cosas del destino, estén en el camino de los miembros de la SENAD. El aparatoso procedimiento violenta todo tipo de derechos constitucionales.
No solo cateaban a ciudadanos de a pie, también revoleaban el interior de los vehículos que por desgracia para los propietarios, se les antojaba podrían tener algo irregular. Aunque en todo el procedimiento incautaron 6 gramos de marihuana y dos pipas. Es decir, casi nada.
Como lo reconoció el director de Comunicaciones Francisco Ayala, el ente no tiene ningún estudio ni soporte científico para sustentar seriamente estas acciones. Les basta como soporte el nombre de la institución y la fuerza del garrote en mano.
Nos gusta el garrote. Estamos acostumbrados a su rigor y nos familiarizamos con su potencia. No queda otra explicación para entender este fenómeno que lo vivimos cotidianamente. De lo contrario, la gente estaría reclamando el uso desmedido e irracional de la fuerza del Estado contra los ciudadanos. Eso no pasa porque sencillamente, somos sumisos a la “ley del garrote”.