14 dic. 2024

Jugate, tirate al agua si hace falta

@uruser @uruser

Nada es para siempre, como dice la canción, y tanto es así que a veces los amores eternos solo duran tres meses. Nada hay tan shockeante como un cambio de trabajo, sobre todo si has estado mucho (o relativamente mucho). En nuestro puesto laboral estamos normalmente más tiempo que en nuestra casa y con nuestra familia, por lo que una mala decisión en ese punto puede traerte grandes complicaciones. Una querida amiga se animó y cambiará de trabajo, deja algo conocido por algo nuevo.

Ella apunta a algo y evaluó que donde está, no es el camino adecuado para llegar a donde ella quiere. Se animó, bien por ella. No es fácil, nunca hay garantías, siempre está el error. Somos bichitos de costumbres, nuestro cuerpo y nuestra mente busca el confort, lo sabido.

Sin embargo, cada tanto nos movemos contra la inercia, buscamos otra cosa. ¿Se imaginan a los tipos que exploraron Alaska, los que subieron el Everest por primera vez? ¿Podés ponerte en la piel de los vikingos y hasta del mismo Colón?

Hay situaciones y situaciones, por supuesto; a veces los compromisos, las deudas, las cargas ya asumidas, son como un ancla que te retienen. ¿Sabés qué? Apuntá firme a tu destino y de ser posible, un poquito más arriba. El corazón te dirá lo que es, lo que te llena, lo que te hace feliz o como dice un amigo, aquello que harías gratis y hasta pagarías por hacerlo.

Luego el cerebro tiene que ver la forma de llegar, siempre es posible. Hacé números, proyectá, apretate el cinturón, hacele más agujeritos si hace falta. Vé cuánto debés, cuánto tenés. Hacé un plan, ponete metas alcanzables: a 15, a 30 días, a dos meses. Poné todo por escrito, no te hagas trampa a vos mismo. Imaginate cómo y dónde querés estar en esos momentos, poné lo mejor de vos. Dedicate un tiempo a vos y poné manos a la obra. Tomá decisiones por vos mismo. Como hizo mi amiga... suerte Belén.