23 abr. 2024

IPS, el purgatorio

Hugo.jpg

En los hospitales del IPS ocurren cosas tan fantásticas como aterradoras. Cuando en los pasillos solo se oye el canto de los grillos y el sol no asoma aún las narices, los pacientes adquieren formas de termos, botellitas de plástico, quepis o sillones.

Los objetos representan a los asegurados y están ubicados en una fila que se respeta más que a las leyes o la propia Constitución. Quizás la escena frente a la ventanilla no esté tan lejos de la realidad porque en este purgatorio la gente no es tratada muchas veces como tal, sino como una cosa, un número, una planilla.

El Instituto de Previsión Social padece de un sistema perverso que raya lo criminal. No importa tu dolencia o la urgencia del caso. Si te duelen las vísceras o el corazón, no tienen problema en darte turno para dentro de dos o tres meses, si tenés suerte. Y eso que vos estás pagando mes a mes, religiosamente, por acceder a la etiqueta de “asegurado”.

La previsional está tan enferma que hace rato perdió la calidez humana de la que alardea en su visión organizacional. Claro, hay excepciones. Muchos médicos, enfermeros y funcionarios hacen de tripas corazón para ayudarte en tus momentos difíciles, brindando una buena atención a pesar de la burocracia y la desorganización.

El problema no está luego en las extremidades, sino en la cabeza. Año a año, las autoridades del ente se muestran incapaces de dar soluciones rápidas y eficaces al enmarañado esquema. No hay medicamentos. Uno debe pagar de su bolsillo jarabes o pastillas que te recetan los doctores y que no encontrás en la farmacia del IPS. Muchas veces no hay gasas, tampoco jeringas. Y son los propios trabajadores de la salud quienes terminan bancando a los pacientes para poder adquirir los insumos.

Hoy te vas al IPS y ves a centinelas en negro por doquier. Las cifras son escandalosas: G. 100.000 millones se invierten este año en guardias de seguridad... pero faltan camas, fármacos, unidades de terapia, remedios oncológicos y una larga lista de etcétera. Bueno, cuidate mucho y suerte si tenés que ir a consultar allí. Ya tú sabes.