@diegomarini No hace demasiado tiempo que mencionar alguna virtud de Evo Morales en los medios de prensa era considerado casi un acto de traición a la patria. Durante muchos años se mintió y se azuzó sobre el supuesto peligro de un gobernante que indudablemente tiene sus defectos, pero que hoy cosecha elogios por el lado próspero de su gestión.
Hasta el propio Horacio Cartes elogió a un presidente que fue muchas veces denostado e insultado por los sectores más conservadores de nuestra sociedad. Es más, dicen que nuestro presidente admira desde lo más profundo a Evo Morales y debe ser así, ya que apenas pudo no solo se animó a invitar que miremos a Bolivia y a Morales, sino que en junio de este año, le dijo al boliviano que quería seguir sus pasos, “porque tu bandera fue la gente”.
De no tratarse de pura demagogia diplomática, el Gobierno podría emular a Bolivia en lo que ha sido conseguir un punto de unidad nacional en base a un reclamo que para todos los bolivianos representa un lugar de consenso: la salida al mar. Morales logró poner el tema a nivel mundial y para eso fue muy hábil y tolerante, al extremo de consensuar con el expresidente Carlos Mesa, opositor a su gestión, para que sea, en base al respeto que se le tiene como historiador, cineasta e intelectual, la voz cantante del reclamo de Bolivia para el mundo.
Y eso es algo que podemos hacer. No se trata de crear el enemigo extramuros para fortalecer en base al patrioterismo una idea de nación. El plan consiste en lograr temas nacionales que puedan convertirse en ejes de acción y no en discursos nacionalistas.
Paraguay tiene mucho que reivindicar y posee los argumentos jurídicos y legales para pensar que nuestra historia de condominio con Brasil y Argentina sobre Itaipú y Yacyretá puede ser otra. Pero hoy lastimosamente el tema hidroeléctricas no está en la agenda y es un grave error político,
Cartes no solo podría lograr un voto de simpatía general, lo cual es relativamente importante, sino conseguir el fin a largos años de injusticia.