@ruthbenitezdiaz Para estudiar una carrera universitaria se deben tener conocimientos básicos y una preparación mínima que sirva como herramienta para poder seguir el plan académico. En palabras simples, en la universidad no se puede aprender a sumar, se aprende antes de ingresar, de lo contrario, significa que se necesita más tiempo de preparación para estar dentro.
Como se intentó en otros años, recientemente, estudiantes que se postularon a los exámenes de ingreso de la Facultad de Filosofía de la UNA y no ingresaron a ninguna carrera por no alcanzar el puntaje mínimo, presentaron un pedido a la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, para reducir ese límite y así ocupar las plazas libres. El sistema es el siguiente: los exámenes son entre marzo y abril, se rinden 5 pruebas de 100 puntos cada una. El puntaje mínimo es de 300. Este año, en la carrera de Educación, alcanzaron ese mínimo solo 4 personas; en Letras, 14; en Filosofía, 5 y en Historia 7. Sumando todas las plazas libres de estas carreras, quedan 133 lugares sin ocupar.
El problema no es el examen de ingreso, sino el nivel de los alumnos. Con los exámenes exactamente iguales, en las carreras de Psicología y Ciencias de la Comunicación ingresaron 182 y 119, respectivamente. Esas plazas libres que ahora reclaman los reprobados no pueden ser ocupadas por personas no preparadas.
Si una persona no supera un examen tan básico como el de la Facultad de Filosofía, tan fácil además (lo digo porque lo rendí), es porque no tiene “todavía” la preparación y las aptitudes para recibir una educación universitaria. Debe volver a intentar, como muchos en todo el mundo, y prepararse mejor. No se trata solo de llenar plazas. No se trata tampoco de quebrantar un derecho constitucional como lo es el acceso a la educación, sino de avanzar y no retroceder.
En vez de bajar el nivel para que ingresen los no preparados, se debería revisar la educación media y no señalar hacia un filtro sumamente justo y además fácil. Las universidades deben preparar profesionales, no mediocres acomodados.