27 oct. 2025

Feliz Navidad sangrienta

@feryirobles @feryirobles

Los flashes fotográficos no paraban en cada uno de los pasos del ministro del Interior, Miguel Tadeo Rojas, cuando recorría la plaza Juan E. O’Leary de Asunción, durante un acto oficial. Para las fotos, vestía impecable traje negro y una elegante corbata; y por supuesto, su vestimenta combinaba con unos lujosos zapatos. Una de las fotos captó el momento exacto de lo paradójico de la realidad.

En medio de su caminata, paró a lustrarse esos zapatos. El lustrabotas era un niño, que con las ganas de ganarse unas moneditas, acomodaba uno de los pies del ministro, sentado en el suelo con ropa rotosa y el cuerpo sucio por sus andares.

A pesar de que después de ser criticado en redes sociales el ministro se disculpó al respecto y se borraron las fotos de la página oficial del Ministerio del Interior, nadie va a borrar la realidad que pasarán muchos paraguayos como el niño lustrabotas en esta Navidad. Después de este suceso en particular, me entró la curiosidad de saber si las disculpas del ministro fueron realmente por haber reflexionado sobre ello, o lo hizo simplemente para evitar ser juzgado.

Ambas opciones no tienen sentido. Si teníamos un ministro tan reflexivo o tan temeroso a las críticas como el que se mostró ayer, los cuatro secuestrados por el Ejército del Pueblo Paraguayo ya estarían pasando esta Navidad con sus familias, no habría tantas víctimas de motochorros, ni tanta violencia en las calles. Sin embargo, este año está terminando siendo uno de los peores en materia de seguridad.

Desde el primer momento de asumir al cargo, Tadeo Rojas tenía que poner en marcha su momento de reflexión para responder a la ciudadanía cansada de la inseguridad, pero hasta ahora no ha hecho más que dar los mismos discursos de siempre.

Por eso, al menos no perdamos las esperanzas de un milagro de Navidad. Volvamos a pedir por la seguridad, por la paz y por la vida. Por la libertad de Edelio, Abraham, Franz y Félix, y por todas las familias víctimas de la inseguridad.