Bueno, va terminando un año. Corto para las cosas que me hubiese gustado hacer, largo para olvidar las tristezas. Pero sin dudas un buen año.
Tuve que tomar decisiones difíciles que me costaron, y que me dolieron, pero es parte del crecimiento de cada uno. Tuve mis razones. No las explico a todos porque al final fueron mías y asumo la responsabilidad. Perdí y gané, creo que por partes iguales. Es la vida, primero todo mal, luego va mejorando, o viceversa, los finales felices se dan solo en los cuentos. La vida es la conjunción de dichas y tristezas. Y todas vienen desordenadas.
Sé que habrá sillas vacías, en todas las casas, no solo en la mía, pero los corazones estarán llenos. Por ahí leí algo de las sillas ocupadas, esas que nos llenan de alegría el alma. Las ausencias son una carga solo cuando no dejamos ir a las personas que amamos. Igual... tarde o temprano, vamos a volver a estar juntos.
El mejor regalo para los que ya no están es una sonrisa. Probalo. No importa cuán cargada esté tu mesa, lo importante es la gente que te rodea. Sé feliz. El año no va a cambiar si vos mismo no cambiás, ese es el secreto.
El resto es marketing. Ponele ganas, fuerzas y muchos sueños. Así, el 2017 te va a encontrar preparado. Mis mejores deseos a vos que me leés. Si estás por acá es porque compartimos este espacio desde hace tiempo y comunicamos alegrías, tristezas y frustraciones. Pero lo bueno compartido es doblemente bueno. Lo malo es menos pesado, y el resto es saber que no estamos solos.
Y no te olvides de dar gracias… al Dios que exista, al universo, a las estrellas o a quien quieras. Yo lo hago por mis hijos, por mi querido viejo, por las personas que amo, por mi trabajo… y gracias a VOS por estar detrás de estas letras.
PREPARATE A CONQUISTAR AL 2017. Como diría un conocido pa’i: PAZ Y DICHA.