Para muchas personas, y me incluyo, la salud es lo más importante. Analizando los servicios sanitarios básicos creo que no estamos equivocados, ya que si sufrimos de alguna enfermedad nuestro mundo se desmorona, si no contamos con recursos económicos.
Hace un par de semanas sufrí de una infección en la garganta, el que me provocó una fiebre muy alta y dolores articulares muy intensos. En medio de la desesperación mis familiares me llevaron a la clínica 12 de Junio del IPS, en donde estoy asegurado, pero el servicio de urgencia del nosocomio se encontraba abarrotado y ni siquiera había sillas para esperar a que alguna enfermera me tome los datos.
Como la fiebre subía mis allegados me trasladaron hasta el Hospital de Lambaré, lugar en el cual había menor cantidad de pacientes y pude recibir asistencia. El médico de guardia me recetó antibióticos y me dio reposo por 48 horas. Pasaron los días y me recuperé, pero como no recibí atención en IPS, tuve que realizar un trámite en el Ministerio de Salud para que no me descuenten de mi salario los días que no acudí a mi lugar de trabajo.
Es decir, luego de recuperarme tuve que perder toda una mañana realizando un trámite burocrático, que al fin y al cabo me costó plata, para evadir el odioso descuento.
Para muchos, lo relatado les parecerá una bobería, pero esa desagradable experiencia me hizo reflexionar bastante sobre el calvario que deben pasar las personas que padecen enfermedades más graves, quienes deben hacer malabares para cumplir con sus trabajos y solventar los gastos médicos, que suelen ser altísimos.
IPS es un chiste, te descuentan dinero por un servicio por el cual tenés que ir a pelear por horas para recibirlo. Si estás enfermo, prácticamente, da lo mismo tener o no IPS, igual el servicio es pésimo.
Definitivamente en nuestro país está prohibido enfermarse, mientras que la salud no sea prioridad del Estado seguiremos padeciendo de la burocracia de este sistema obsoleto, diseñado para mantener planilleros y quitarle dinero a los trabajadores.