
Hace un par de semanas mostrábamos en los Noticieros de canal 13 nuevas fotos de criminales organizados en el Norte del país. Las fotos e incluso videos se publicaban sin ninguna censura en Facebook desnudando la fragilidad en temas de seguridad.
Quizás la noticia no sería tan notoria si no fuera porque el Gobierno invirtió unos 10 millones de dólares en un sistema de inteligencia. En uno de los videos de Melba la Princesita, se presentaban presuntos guerrilleros e incluso se curaban las heridas de uno que otro enfrentamiento fortuito.
También aparecían niñas, pequeñas que se asoman a la adolescencia adoctrinadas en el odio y la violencia. Expuestas sin remedio a una guerra que quizás no entiendan. Creo que hay reivindicaciones justas.
No son nuevas ni nacionalistas. Pero la doctrina deja de ser un ideal cuando se recurre al crimen organizado. Cuando se mata a inocentes, se secuestra y se queman maquinarias y propiedades de gente que trabaja. Entonces, la lucha se vuelve criminal y los ideales son solo una excusa para el robo.
Del otro lado, florecen las mentiras que se repiten sin remedio. “Les pisamos los talones. Van a pagar con todo el peso de la ley. Están huyendo” y esas cosas que surgen cada vez que las Fuerzas de Tarea Conjunta se encuentran con guerrilleros o narcotraficantes en los alrededores de los montes del norte del país.
En estos días alguien por casualidad encontró una camioneta a orillas del río Aquidabán. Para sorpresa de todos estaba cargada con mochilas, prendas de vestir con distintivos del EPP y la ACA, armas, municiones y elementos de limpieza, entre otros. La deducción, por más lógica que parezca, salió de los investigadores que se apresuraron a declarar que “ambas bandas se están reagrupando.”
Esa es la inteligencia que maneja el Gobierno. No me gusta creer en conspiraciones. Pero todo es de por si, extraño. Siento como si una gigantesca red esté conspirando contra el país, contra nosotros, desviando recursos que deberían destinarse a programas sociales que lleguen a los lugares más desprotegidos. Pero si así fuera terminaría para muchos el “negocio” un negocio que mueve millones y nos mantiene entretenidos.