¿Una cocina, una heladera, un ramo de flores o una cena? Es tan difícil elegir un regalo para mamá.
Mirás la lista de posibles obsequios una y otra vez, pero la indecisión es grande. No es por el tamaño, tampoco por el precio, es que es tan difícil encontrar un regalo a la altura de mamá.
Devolver tanta entrega, tanto esfuerzo, tanto amor y cuidado, es pesado. No, es imposible. No hay regalo que pueda igualar la balanza a nuestro favor.
Mi madre es la mujer más sencilla y sensible del mundo. Se emociona con pequeñeces, lagrimea ante la primera escena triste de una película.
Ella es como una delicada rosa, pero a la vez fuerte como una leona. Es difícil comprender cómo dos cualidades tan opuestas puedan caracterizar a una misma persona.
Finalmente, no pude decidir por un solo obsequio. Fueron dos, que se sienten como nada.
Ella reaccionó como siempre, con su bella sonrisa, se emocionó e intentó ocultar las lágrimas que estaban allí a punto de estallar.
En el instante que sentí su abrazo tan sincero, tan agradecido, tan amoroso y puro, pensé que los regalos no eran los adecuados.
No existe en el mundo algo tan valioso que pueda recompensar todo el amor que brinda una mamá.