En julio del año pasado el papa Francisco visitó por primera vez nuestro país, trayendo consigo un mensaje de fe y esperanza para los católicos. La presencia del sumo pontífice hizo que medios locales e internacionales expongan las historias de los fieles que acudieron de forma masiva a los lugares a los cuales fue el máximo líder católico.
Entre las historias de aquella época se encuentra la de Mateo Martínez, un niño de 8 años que padece una insuficiencia pulmonar que lo vuelve oxígeno dependiente, pero esto no fue obstáculo para viajar desde Juan de Mena, Cordillera, hasta al parque Ñu Guasu para ver al papa.
La imagen del niño pidiendo bendiciones con su balón de oxígeno a lado suyo conmovió a todos. “Desde que se enteró que el papa venía dijo que quería verlo”, había comentado en su momento Cecilia Martínez, madre del niño. En un principio el pequeño debía tratarse en el exterior, pero afortunadamente luego se descubrió que podría curarse sometiéndose a una cirugía en nuestro país.
La mamá de Mateo comentó que se someterá a una intervención quirúrgica el jueves en el Hospital Central del IPS. “Toda vez que él amanezca sin problema de gripe y haya disponibilidad de cama se le va a intervenir. Es un procedimiento por cateterismo”, explicó la abnegada madre en contacto con la 730 AM.
Mateo y su familia fueron apoyados por la solidaridad de la ciudadanía que conoció su historia un año atrás a través de los medios en la cobertura papal. Los seguidores de la Iglesia católica aseguran que se trata de un milagro que trajo la visita del santo padre, mientras que los escépticos probablemente desacrediten el poder divino en este caso y otros más.
Pero lo cierto y lo concreto es que Mateo encontró una solución a su complejo problema de salud a través de un camino que él mismo decidió tomar gracias a su enorme fe, que le está brindado su poder curativo.