Desde hace unos años el terror en el norte del país creció al igual que cada maleza de sus campos, por la presencia del mal llamado Ejército del Pueblo Paraguayo. Un grupo de criminales con incoherentes ideologías que hasta ahora solo se dedicó a matar y secuestrar gente inocente.
Esta semana fuimos testigos de un nuevo caso de secuestro, que si bien supuestamente no está relacionado a este grupo armado, nuevamente despertó la indignación ante la falta de resultados en la lucha contra estas organizaciones criminales que no nos deja vivir tranquilos.
Son más de 130 millones de guaraníes los que usa el Estado por día para la tarea de la Fuerza de Tarea Conjunta, que hasta ahora no dio ni un solo resultado positivo y se siguen llenando la boca destacando su labor.
En el plan de la senadora de la nación Mirtha Gusinky para acabar con estos grupos armados, incluye bombardear la zona de influencia del Ejército del Pueblo Paraguayo, quienes hace algunos años mataron a su hija; sin importar que al igual que Cecilia, muera gente inocente.
Señora representante de la nación, ¿alguna vez te preguntaste si ellos son el verdadero Ejército del Pueblo Paraguayo? Nadie les dio la atribución de llamarse así. Todos los pobladores de “la zona de influencia” son injustamente tildados de EPP. Ellos no son EPP, son el pueblo de la gente estigmatizada gracias a un grupo de locos que corrompieron su tranquilidad.
El Ejército del Pueblo Paraguayo es esa gente luchadora y trabajadora que lucha contra la injusticia, es Don Juan, el campesino que se levanta temprano todas las mañanas a trabajar en su chacra con la esperanza de que el Gobierno valore su producción; es el pequeño José, que camina 15 kilómetros para llegar a la escuelita rural buscando un mejor futuro; el Doña María, que pasa enormes travesías con su hijo enfermo para llegar al único hospital, son las familias de Edelio y Abraham que rezan porque sus hijos vuelvan a sus casas… somos el pueblo que está cansado y solo quiere vivir en paz, somos el pueblo que instas a matar.