Comprar el diario Popular no parece un mal negocio, es un medio que vende muchos ejemplares, dicen que más de treinta mil por día. Además, es una marca sumamente reconocida que tiene la gran virtud de haber impuesto una forma de escribir que incluso ha permeado en los llamados, solo para diferenciar, “diarios serios”. Es decir, en términos comerciales no parece una locura.
Comprar un medio de prensa es comprar poder, por eso repetimos y nos referimos a la prensa como “el cuarto poder” o mejor aún “el contrapoder”, es decir, al poder constitucional que tiene como presidente del país, le suma el de un medio de prensa. Si los ahora dueños del Popular lo convierten en nueva versión de Patria, comercialmente será un fracaso, sin embargo desde un medio se puede operar de una manera mucho menos evidente, sencillamente marcando agenda.
Los investigadores y teóricos de la Comunicación han dedicado obras y vidas a este tema. Una de las teorías más conocidas es la llamada “agenda setting” que expresa que los medios, en general, imponen temas a la ciudadanía de acuerdo a prioridades que establecen de acuerdo a distintos criterios Es decir, se habla en una sociedad de lo que la prensa quiere que se hable, no siendo necesario, por ejemplo, atacar a los rivales políticos ni ensalzar a nadie, bastaría con poner la atención en otros sitios.
El Popular puede ser despolitizado y sería una jugada del poder, los periodistas del Popular saben que no se ha dado una simple transacción de compra venta, por eso sintieron preocupación y presión, y tuvieron que decir entre otras cosas “rechazamos todo tipo de manipulación a la información, todo tipo de tergiversación o censura a noticias u opiniones”.
Es la palabra de ellos, de los periodistas, que no escapan a la generalidad, todos los trabajadores de prensa estamos sujetos a intereses y es en ese escenario donde tenemos que demostrar nuestra independencia y por sobre todo nuestra honestidad.