No es “fecha feliz”, pero muchos lo añoran. Siempre que se habla de que la inseguridad nos está haciendo trizas, no falta el melancólico que desea el retorno de su régimen. El más reciente fue el senador Carlos Núñez, quien “analizó” el atentado del EPP que acabó con la vida de 8 militares en Arroyito, en la sesión extraordinaria del lunes, en la Cámara Alta.
El parlamentario colorado por poco y no echó lágrimas al expresar sus ganas de que Stroessner estuviera de nuevo en el poder, para que ya no hubiera ataques sangrientos como el perpetrado por el grupo criminal. “Lastimosamente ya no está Stroessner en la Tierra, creo que si él estaba íbamos a vivir en paz, a dormir otra vez con las puertas abiertas”, fueron las palabras del congresista.
Núñez es de la vieja escuela. Admira el modelo fascista del “Rubio”, el estilo de gobierno presidencial donde el poder absoluto recae en un único líder. A juzgar por la admiración que le tiene al dictador, poco le importan el respeto por los derechos humanos, la libertad de expresión. Sus ideales parecen estar más cerca del libreto de la mano dura.
Cree que hay que desterrar a los comunistas del país. Claro, Núñez se alistó en la Policía Nacional y fue escalando peldaños justo cuando esta entidad se convirtió en una de las principales aliadas del más sanguinario conductor que tuvo el país.
Es entendible su postura, así como la de miles de paraguayos que siguen deseando un gobierno stronista porque las autoridades que sucedieron a la dictadura no hicieron más que robar y multiplicar el hambre en el país.
Pero combatir al EPP no pasa por una cacería de brujas y exterminar a todo aquel que no camine por el sendero derechista. Ser una alternativa ante el neoliberalismo tampoco pasa por asesinar a compatriotas en nombre del Che, el Mariscal López o Marx. Lejos de hallar una solución al flagelo epepista, nuestras ineptas autoridades no encontraron mejor salida que enfrascarse en una absurda batalla mediática.
Mientras, los del EPP siguen matando gente... y Núñez sigue con el “lloro” por no tenerle a Stroessner entre nosotros. Ya tú sabes.