En los últimos 10 años casi todos los presidentes coquetearon con su reelección al menos desde el tercer año de mandato. Algún psicólogo o psiquiatra tiene para una tesis si nos explica por qué en el año tres de los mandatarios entran en un laberinto sin salida y enloquecen atrapados en su propio ego.
Le pasó a Nicanor que en general venía haciendo un buen gobierno a pesar de la gran cantidad de paraguayos que abandonaron el país, le pasó a Fernando Lugo y claramente le está pasando a Cartes. Justamente son estos quienes buscan como sea volver a gobernar a pesar de la clara prohibición constitucional.
El más discreto en sus intenciones es Nicanor Duarte Frutos, quien de todas maneras ya dijo que en el caso de habilitarse la reelección va a pugnar por la presidencia; caso contrario buscará ser senador activo.
Fernando Lugo lejos de analizar la factibilidad constitucional dice estar convencido que puede ser candidato con una de las más antojadizas interpretaciones que pudiéramos haber imaginado. Lugo sostiene que la Constitución solo prohíbe la reelección del presidente y vice en ejercicio. Los liberales llanistas, los mismos que lo rajaron en el 2012 supuestamente por inútil, hoy dicen que es el mejor candidato para el 2018.
Y Horacio Cartes que es menos creíble que encuestador en campaña, se pasó negando su interés por el rekutu y hoy opera por la enmienda, la reforma y por una certeza constitucional que en el caso de decir que Lugo puede ser candidato en base a su interpretación jurídica, le permita también al presidente Cartes renunciar un año antes para volver a postularse “porque la gente le pide” y no porque él muera de ganas.
Nunca en un mismo momento todos los asesores jurídicos estuvieron tan ocupados en utilizar toda su astucia, inteligencia o viveza para violar la Constitución.
Dicen que 5 años es poco tiempo para cambiar las cosas, pero desde el tercer año solo se dedican a pelear por el rekutu. Optimicen su tiempo, dedíquense a sus funciones; es lo que el país necesita.