Si te contara que la Justicia puso en libertad condicional a un tipo que solo pasó 14 años en la cárcel por haber descuartizado a su novia, justo en el día en que se promulgó la Ley de Protección Integral de las Mujeres contra todo tipo de violencia, pensarás que te estoy haciendo una broma por el día de los inocentes.
Pero no es así. Lo irónico es que, quien dispuso su liberación es, justamente, una mujer: la jueza Yolanda Morel. La magistrada entendió que Hugo Tomás Sosa Ramírez reunió todos los requisitos como para abandonar las rejas. Los argumentos: cumplió las dos terceras partes de su condena (14 de 21 años), culminó la carrera de Derecho en la cárcel y tuvo un “comportamiento ejemplar” en la penitenciaría.
Los detalles del crimen que cometió el acusado son dignos de una película de terror. En enero de 2002 mató a Martha Orué Hirikawa, una estudiante universitaria con quien mantenía una relación sentimental y de quien era su profesor. Fue porque no aceptó la ruptura y por sus celos enfermizos.
Por motivos que solo el propio Sosa sabrá, no solo acabó con la vida de su pareja, sino que también cercenó su cuerpo y “esparció” sus extremidades por las calles. En Lambaré, por ejemplo, se encontraron los antebrazos, las piernas y la zona del torso. La cabeza y otras partes del cadáver fueron halladas más adelante en Asunción.
Mientras no se plantee una profunda revisión en los castigos que aplica la Justicia ante homicidios horrendos como este, seguirá habiendo luz verde para los descuartizadores.
Total, un feminicida solo pasará 14 años (o incluso menos) en una cárcel por haber asesinado y destripado a su víctima. Las condenas a homicidas siguen siendo muy tibias y nunca se cumplen en su totalidad. Siempre se recurre al argumento de las “dos terceras partes” y los criminales salen libres en lo que dura un soplido.
Esperemos que con la Ley #PorEllas los jueces se pongan las pilas para otorgar penas carcelarias más severas a bestias que solo merecen pasar muchos años en un calabozo. Ya tú sabes.