carlos.franco@extra.com.py En la noche del sábado cuando cerramos la edición en el diario cerca de las 8 de la noche caminé unas cuadras, para esperar el colectivo que me lleva hasta mi casa. Al llegar a unos metros de la Municipalidad de Lambaré escuché música a todo volumen, era la pegajosa canción “Auto rojo” de Vilma Palma e Vampiros, en ese momento, una joven se me acercó, me saludó cordialmente.
“Hola, disculpá que te moleste, me llamo Mariela soy miembro de los Bomberos Voluntarios de Lambaré, estamos vendiendo unas deliciosas hamburguesas a 5.000 guaraníes, para poder comprarnos equipos nuevos y reparar nuestro camión hidrante”, me dijo con una sonrisa. Sorprendido me quedé con tanta elocuencia de la joven, ya que estaba un poco hambriento me comí dos hamburguesas.
Mientras yo cenaba Mariela me comentaba que durante toda esa jornada trabajaron muchisímo para preparar las hamburguesas y que les costó mucho comprar los ingredientes, debido a que lo hacen de su propio bolsillo y con alguna que otra donación de los vecinos. Luego, la joven que no tendrá más de 25 años dijo “muchas gracias” y siguió ofreciendo su humilde, pero muy rico producto en compañía de sus camaradas, quienes aprovechaban la luz roja del semáforo para ofrecerle una económica cena a los automovilistas.
Al subir al colectivo que me llevaría a mi casa pensé: Cuando vemos un accidente, incendio o hasta cuando la gente necesita una camilla o ambulancia ¿A quiénes pedimos auxilio? Por supuesto, a los Bomberos Voluntarios, que brindan el servicio probablemente más eficaz del país y lo hacen sin recibir un solo guaraní.
Entusiastas, serviciales y alegres, no recurren a marchas u otro tipo de manifestaciones para pedir ayuda al Estado. Estos sacrificados jóvenes se las ingenian para seguir brindando su noble y desinteresado servicio a todos nosotros.