29 mar. 2024

El horrible dolor de panza

El dolor de panza por el hambre ha de ser uno de los peores que pudieran existir y más porque la mayoría que está en esa situación no puede cambiar su realidad. Entonces, además de que suenen las tripas, lo que le carcome es la vida. Con solo siete años, un niño de Ciudad del Este tuvo que soportar desde pequeño los maltratos de su padre y su madrastra. Lo encerraban, le pasaban un plato de comida al día, no lo dejaban hacer sus necesidades porque llaveaban el baño. Su único refugio y esperanza: la escuela y su profe. Agotado de tanto sufrir, se animó a contar el infierno que vivía desde hace mucho tiempo.

¿Qué clase de monstruo tortura a un ser indefenso de esa manera sin que le pese la conciencia? La mala cultura de los golpes se perpetúa porque los padres piensan que los hijos son de su propiedad. Justifican sus acciones diciendo que lo hacen “para que aprenda”. Y creen que por ser pequeños no van a recordar. Los que creen que un buen “escarmiento” no lo hizo “mala persona” son los que reprimen ese recuerdo, ese instante antes de recibir un castigo físico. Ese segundo antes que el llanto entrecorte la respiración ahogándose en una clemencia, porque lo piensa como adulto, pero si volviera a ser niño, sentiría el mismo temor. Y me dirán que garrotear y dejar sin comer a un niño es diferente, pero la verdad es que no.