En las últimas semanas, la palabra “reelección” se instaló en el debate político. Seccionaleros, hurreros, miembros del gabinete del Poder Ejecutivo y, ahora, gobernadores pidieron literalmente a gritos que Horacio Cartes sea reelecto como presidente de la República.
Qué importa que su administración ya se haya “comido” 11 secuestros, 8 de ellos atribuidos a grupos guerrilleros que vienen marcándole la agenda ni bien asumió el cargo, el 15 de agosto de 2013. La idea de ir por el rekutu no es producto de la improvisación, sino de un proyecto que fue afianzándose con la adquisición de medios de comunicación que vienen maquillando el cada vez más desesperante clima de inseguridad y calamitoso servicio de salud pública que azota al país.
Las escuelas y colegios públicos se caen a pedazos; mientras, el proyecto HC 2018 va adquiriendo forma, primero, con la solicitud de zoqueteros y autoridades que ven al hombre del “chupín” como el único capaz de quitar adelante al país.
Mientras Cartes es reprochado en visitas como la de hace días en el hospital central del IPS, sus medios se encargan de darle un toque elegante a los escraches de la gente. Quien hasta ahora recuerda con nostalgia la “fecha feliz” busca seguir atornillado al sillón presidencial por un período más.
Para ello, está dejando que sus leales vayan haciendo los números en el Parlamento para posibilitar que una enmienda constitucional dé luz verde a una nueva candidatura en los comicios generales.
El contexto da como para que la reelección presidencial se convierta en una posibilidad constitucional: Paraguay es uno de los pocos países de esta parte del continente que no cuenta con esa figura y la oposición no dio muestras de ser una opción valedera para la alternancia.
La “selección” HC, así como viene jugando, no está ni como para ir a un Mundial de partido so’o, pero su DT busca seguir en el poder más allá de lo que, por ahora, le permite la Carta Magna. Está claro: el “chupín” se relame de las ganas por el rekutu. Ya tú sabes.