A diario vemos en los medios de comunicación que las instituciones públicas están plagadas de personas inútiles, incapaces y sin preparación ocupando cargos de relevancia, cobrando sueldos exorbitantes con el único “mérito” de ser parientes, amigos, correligionarios o amantes de turno de algún político corrupto. Estas personas, planilleros algunos, inoperantes otros, que llegaron a importantes cargos gracias al chonguismo desangran económicamente a nuestro país que tiene verdaderas urgencias y que necesita de profesionales idóneos en áreas sensibles como la educación y la salud.
Miles de jóvenes que exprimen al máximo su tiempo y sus recursos, para estudiar y convertirse en excelentes profesionales son cambiados asquerosamente por los amiguitos de los políticos, quienes muchos de ellos ni siquiera saben encender una computadora. Asqueada del manejo de los políticos de turno, la ciudadanía se inclina hacia el entretenimiento sano, como lo es el fútbol y se da cuenta que, lamentablemente, el chonguismo está presente hasta en el deporte.
Una Selección Paraguaya dirigida por un director técnico que tiene en sus filas a excelentes futbolistas sigue apostando por atletas en decadencia, faltando al respeto a la inteligencia de la afición deportiva, deja en evidencia dicho argumento. Es una pena, pero en Paraguay ni en el deporte es suficiente ser el mejor para ser reconocido.
Pero no señores, no solo la política y el deporte padece del chonguismo, lastimosamente, en todos los ámbitos de nuestro país las personas talentosas, preparadas y con ganas de salir adelante son dejadas de lado. Mientras se siga premiando a las sanguijuelas con vínculos con los de arriba, el país, la selección o cualquier empresa no saldrá adelante nunca, se estancará siempre en la mediocridad.
Debemos cambiar drásticamente la mentalidad para evolucionar, extirpar de todos lados el chonguismo que tanto asquea e indigna.