El miedo es un sentimiento que despierta al ser humano. A causado en el mundo catástrofes, violencia, descontrol, pero también cosas buenas, como: conciencia, límites, solidaridad.
La situación por la que atraviesa el mundo, no es sencilla. Las calles vacías, negocios cerrados, economía en crisis, médicos equipados como astronautas, encierros, así como en las películas Exterminio, La Peste y muchas otras en donde la humanidad está en riesgo.
Lo bueno de que esto no sea ficción, es que podemos escribir nuestro propio final. Podemos tomar el timón del miedo y dirigirlo a buen puerto. Conocemos las limitaciones del sistema de salud de Paraguay, del Gobierno, pero no es momento de gastar todas nuestras energías arrojando piedras, podemos hacer más.
Cuando se toma malas decisiones, el miedo causa arrepentimientos: como un asesino serial frente a la silla eléctrica, como Judas luego de entregar a Jesús.
Estamos a tiempo de que el temor sea el puntapie para las buenas acciones, para ayudar el prójimo más desprotegido por el sistema, para cuidar a la familia, para valorar los buenos momentos. El Gobierno tiene la posibilidad de obrar bien ante el miedo y aprender de esto, que el fortalecimiento del país sea definitivo y no solo una medida de emergencia.