Recientemente fue aprobado con modificaciones en la Cámara de Senadores el proyecto de ley de protección integral a las mujeres contra todo tipo de discriminación y violencia, conocido como la Ley #PorEllas. Después de una larga lucha de distintas organizaciones, por primera vez en nuestro país se tipifica el feminicidio, contemplando penas de hasta 30 años de cárcel por el crimen de género.
Si bien este fue un paso muy importante para erradicar la violencia hacia las mujeres, el capítulo no se cierra con este logro. La lucha debe seguir, para que ellos entiendan que en ninguna parte de la historia de la humanidad se les dio una autorización para pisotear nuestros derechos; y para que ellas no dejen que esto quede en los papeles, pues seguimos lamentando que en nuestro país persiste la concepción cultural de que se trata de un problema naturalizado y normal.
La violencia hacia las mujeres no termina con los golpes físicos o las torturas psicológicas; en la actualidad la diferencia de género es la violencia más instalada en nuestra sociedad. Y esto, no es culpa únicamente del hombre, sino también de la mujer que muchas veces se acomoda a la cultura del machismo; creciendo con la idea de que nacimos para complementar al hombre.
No somos complemento de nadie, nacimos completas y con la misma capacidad que ellos; capaz no seamos más fuertes físicamente, ni tan frías como para no entender las emociones, pero tenemos los mismos derechos.
No dejemos de ser hermosas, de vestirnos como nos sintamos más cómodas, de hablar con quién queramos, de sonreírle al mundo y ser libres y felices siempre. Y por sobre todo, no tengamos miedo de reclamar y denunciar.
En lo que va del año, 39 mujeres murieron en manos de sus parejas en nuestro país, y otras cientas fueron víctimas de tentativa de homicidio, lesión corporal, coacción sexual, tentativa de coacción sexual y violencia familiar. No te olvides, la violencia es el último recurso de los incompetentes.
Despertate, mujer.