26 oct. 2025

De ciudad del edén a ciudad de la furia

Por Hugo Barrios @Huguelli Por Hugo Barrios @Huguelli

Una canción que se convirtió en especie de himno en instituciones educativas públicas de Ciudad del Este decía que, con los McLeod-Zacarías, la capital del Alto Paraná era un edén. La pesadilla que le tocó vivir a sus pobladores en la madrugada del lunes no fue precisamente el fiel reflejo de un paraíso, sino lo más parecido al infierno.

El estruendo de metralletas, pistolas, bombas y los estallidos de vehículos eran la prueba viva de que se estaba desatando una guerra. La sede de Prosegur, sus alrededores y varios puntos de la ciudad fueron salpicados por la furia de una de las más temibles organizaciones criminales del Brasil: el PCC. Se habla de que para el brutal atraco se movilizaron algo así como 50 delincuentes. Tenían consigo un arsenal bélico que sobrepasó totalmente la capacidad de la policía local. Los atacantes dejaron al desnudo una vez más la pobre logística de los agentes del orden, que no pudieron hacer absolutamente nada para contrarrestar el operativo de las fuerzas mafiosas.

Hace años que se habla y se observa que el PCC extendió sus tentáculos en la zona fronteriza de nuestro país”

Hace años que se habla y se observa que el PCC extendió sus tentáculos en la zona fronteriza de nuestro país. Es que tienen todo acá como para instalarse: un frágil control migratorio, una Policía Nacional fácilmente corruptible, una justicia plagada de irregularidades y el guiño complaciente de muchos “pesos pesado” del Gobierno.

A eso hay que sumarle la poca preparación de nuestros agentes y un presupuesto pésimamente administrado. La Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), creada para combatir al EPP, demanda una inversión mensual de casi US$ 1 millón desde hace años y hasta ahora no caen los cabecillas de una banda que no supera los 50 ñatos. A las siglas EPP, el Gobierno debe sumarle ahora las del PCC como las que vienen marcándole la hoja de ruta. Mientras, la ciudadanía sigue desprotegida y se pregunta: “Oh, y ahora ¿quién podrá defendernos?”.

Nada más triste que pasar de ciudad del edén a ciudad de la furia.

Ya tú sabes.