13 dic. 2024

Cuando tu cama es una carretilla

Por Hugo Barrios @Huguelli Por Hugo Barrios @Huguelli

Era viernes por la noche y los muchachos ya estaban en pleno “festejo” de soltero, menos frente al portón de acceso al Mercado Municipal de Abasto de Asunción. Allí, pasadas las 23:00, una imagen llamó poderosamente mi atención. Eran como cinco hombres que dormían plácidamente sobre estas inseparables compañeras: sus carretillas.

Todos ellos hacían la “cucharita”, solo que en solitario, cada uno acurrucado en su respectivo lecho, sin más techo que las nubes y estrellas. Unas colchas desaliñadas amortiguaban en algo la dureza de sus elementos de trabajo. A pocos metros, el vaivén de automóviles, los mosquitos, el barro y la basura poco y nada les importaba. Ellos solo querían descansar para llegar con algo de fuerzas a otro día de batalla en el mercado.

Los carretilleros se rompen el lomo todos los días no solo en este sino en los populares centros comerciales del país. Así como en el Abasto, también se los ve deambulando en el Mercado 4 y en el de San Lorenzo, por dar un ejemplo.

La vida en los mercados es muy sacrificada. Fui cientos de veces a hacer mis compras a estos lugares y pude notar cómo los vendedores se las ingenian para salir a flote, para que no sea tan hendy a veces. Un montón de veces vi a bebés durmiendo en cajas de manzana mientras sus mamás acomodaban las verduras para sus “marchantes”, con una pegajosa cachaca como “canción de cuna”.

La carretilla fue el instrumento que por ahí inspiró a los creadores de “7 Cajas”, la película paraguaya que triunfó en todo el mundo. Lo que nunca vi, hasta aquel viernes de soltero, era que se convertían en la cama de sus conductores. Los carretilleros cargan con mercaderías que duplican y hasta triplican su peso, a cambio de no mucho dinero. Hacen un trabajo de hormiga para ganarse el pan diario.

En los mercados hay gente que duerme en el piso, en carretillas o dentro de cajas de manzana mientras vos te quejás de tu servicio de telefonía o porque siempre te dejan en “visto”, por ejemplo. Irónico, ¿no? Ya tú sabes.