02 mar. 2025

Colorida democracia

@feryirobles @feryirobles

En medio de la marcha de estudiantes secundarios, me tocó escuchar el discurso de una representante del Colegio Nacional de la Capital, que entre llantos describía que a pesar de la difícil situación que está viviendo en su colegio, y las advertencias del ministro, decidió ir a la plaza a gritar que quería una mejor educación. De fondo se escuchaba a otros miles aplaudiendo, levantando banderas y carteles de colores que llevaban como insignia todas sus reivindicaciones.

Nací en democracia, pero nunca la sentí como ahora. Cuando cursé la secundaria era alumna de un colegio donde la directora era lo más parecido a lo que conocía de la historia de la dictadura. Debíamos ir perfectamente uniformados, camisas sin arrugas, mocasines lustrados, con la cabellera impecablemente recogida con goma blanca, uñas cortas y nada de coquetería; en la fila debíamos entonar el himno con fuerza sin salir de la línea.

Y pobre del que no cumpla con estas reglas. A los 12 años, en plena pubertad, aprendimos una clase de disciplina, pero no de libertades.

Tuvieron que pasar años para que una generación se despierte y reclame derechos. Esta es esa. No solo nos muestran cómo enfrentar las actitudes dictatoriales de algunas autoridades, nos muestran el camino para mejorar, para cambiar el país. Ellos son el futuro, y saben lo que quieren.

No les importó las advertencias. Salieron de las aulas, marcharon por las calles, y con gritos expresaron mil emociones. Alegría por el despertar, pero tristeza por las carencias que sufren, rabia e impotencia por tener que llegar a estas instancias para que los escuchen.

Así como no tuvieron miedo a esa cantidad de policías, y a la actitud desafiante del ministro Enrique Riera, nosotros no tengamos miedo a pedir lo que falta.

El año pasado ya nos dieron una clase sobre democracia, ahora nos dieron una clase de refuerzo. No nos volvamos a dormir, no nos olvidemos de los pasos para el cambio, no nos quedemos con discursos y mesas de diálogo, no paremos hasta ver el cambio.