Sabemos que las relaciones muchas veces se rompen por motivos como: traiciones, rechazos, decepciones. Pero no siempre sanan rápido como nos gustaría, esperamos que el tiempo se encargue de sanar, pero la espera duele y cuesta encontrar alivio.
Todo dependerá de los recursos emocionales que dispongas para que esas heridas vayan cicatrizándose. Terminar con algo o con alguien nos desestabiliza y aparece la sensación de vacío, de angustia.
Necesitamos utilizar nuestras emociones en forma inteligente, buscando cuidar nuestro ser.
No te juzgues, debés comprenderte: la capacidad de conectarnos es un momento de encuentro personal donde te compadecés de tus heridas, de tu dolor. Donde la comprensión desemboca en posibles soluciones para sanar.
Tener la determinación para reparar cada herida por medio del perdón y el afecto por nosotros mismos, ayuda para avanzar un poco más todos los días. No te juzgues, debés comprenderte.
No debemos permitir que el dolor o la decepción se apoderen de nuestro ser, se estanquen, porque llegaremos a un punto de enfermedad (física y/o emocional).
Sé paciente y perseverante, lleva su tiempo y no es fácil. Aceptá los cambios para dar lugar a una versión mejorada de tu persona.