04 mar. 2025

Ahora, justicia por rueda propia

@uruser @uruser

Hace un tiempo había hablado de las comisiones garrote que, en diferentes barrios, recorren las calles haciendo justicia por mano propia; y hace una semana, del “palo justiciero” que, en la cárcel, corrigió al depravado violador de menores. Ahora tenemos una nueva faceta de esta onda “autojusticiera” (nunca mejor empleado el término) en la que los ciudadanos, indefensos y hartos, deciden acelerar el trámite del castigo, o mejor dicho, asegurar la seguridad y el castigo, porque quienes debieran hacerlo, no lo hacen.

El caso del miércoles es terrible: el asaltante (y luego víctima) tiene 15 años. El justiciero tiene 23 años, y literalmente “le pasó por encima” con su vehículo al asaltante; dos vidas jóvenes, una perdida, la otra afectada. Lo cierto es que esto se produce, en casi todos los casos, por la inacción de las autoridades, y la sensación de estar desprotegidos que todos sentimos.

Si uno es asaltado o robado en su casa, muchas veces la acción policial se limita a pedir las grabaciones del usuario, o de los vecinos, identificar al ladrón (la mayor parte de las veces ya lo conocen), traerlo, registrarlo, y poca cosa más. Luego, la acción de la justicia es también pobre: acciones lentas, prisiones domiciliarias no controladas, o encierros que brindan al reo una gran universidad de la mala vida.

Algo estamos haciendo mal: la niña que yo veía todos los días a mi trabajo en la calle 25 de mayo, hoy ya tiene por lo menos 27 años, sigue estando en la calle, pero ahora en la esquina de España y General Santos, y tiene, por lo que yo vi, dos hijos que, una y otra vez, repetirán el esquema de no comida-no educación-no hogar que terminará en lo que vemos todos los días.

El Presidente dijo que “no hay problemas de plata para traerlo al papa”, ¿pero sí para esto? ¿No estaremos con las prioridades equivocadas? Y a la famosa pregunta: ¿Qué harías vos en una situación de peligro así? Nunca se sabe, y menos cuando un ser querido está en peligro. Pero en pleno siglo XXI ya deberíamos estar preguntándonos otras cosas.

Digo yo, que no sé nada.