Cada año son cientos los promeseros que llegan a visitar a la Virgen azul de Caacupé, en los días previos a su fiesta del 8 diciembre.
Muchas son las historias de los peregrinos que pagan su promesa ante el milagro cumplido.
EXTRA te cuenta sobre la historia de la familia conformada por Rocío Ropón, su hijo Álvaro (9) y su marido Juan Rotela, vecinos de Lambaré.
Ellos contaron cómo su vida cambió y unas situaciones fortalecieron su fe y devoción a la Virgen. El pasado viernes, Álvaro como de costumbre se bañó a la tarde, y al ponerse su remera sintió un dolor en su cara por la picadura de un alacrán.
Comenzó a ver nublado, tener escalofríos y fue llevado a un hospital donde entró en terapia intermedia. “El doctor dijo que porque es grande no murió”, dijo su mamá.
“Era desesperante y le prometí a la Virgen que si se salvaba, la visitaría cada año como sea. Me mataba el miedo ya que su amigo (se su niño) murió al ser picado por un alacrán. Álvaro salió el domingo y acá estamos”, dijo la doña emocionada.
Elías Ramírez (12), el pasado 19 de octubre murió luego de días de agonía, tras ser picado por un alacrán en su casa del barrio San Pablo de Asunción. Elías era compañero de Álvaro, en una escuela de fútbol.
Caminando a sus 85 años
Ña Ermina Cabrera (85), caminando a la par que su hija, llegó desde San Lorenzo a visitar a la Virgencita ayer. Dijo a EXTRA que los tiempos cambiaron y es mejor venir días antes al 7 y 8 porque hay muchos malevos.
Dijo que se viste de azul como la Virgen, que es liberal y cerrista ya que ambos tienen el azul cielo.
Estuvo 22 días en terapia
Irina (4), vestida como la Virgen de Caacupé, llegó a la Basílica con su mami Marlene Sánchez, quien contó que un virus le agarró a su beba y que estuvo 22 días en terapia.
“Me encomendé a la Virgen y prometí que si salía, la vestiría como ella y la visitaría, el milagro pasó y aquí estamos”, dijo. Llegaron de J. Agusto Saldivar.