09 jun. 2025

Valencia: “Les pedí que me llevaran con los cadáveres”

La desesperación de una esteña llegó a su punto crítico.

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Daniela Olmedo (remera albirroja) junto a Luciana, una compatriota que la recibió en Madrid.

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Daniela Olmedo (42) salió de Ciudad del Este a Valencia, España, hace solo tres meses. Un nuevo empleo y un nuevo hogar en poco tiempo se convirtieron en una pesadilla.

El día de la tormenta DANA, el 29 de octubre, salió de su trabajo para hacerle un giro de dinero a su hija que cumplía 19 años. Al volver, comenzó a llover, cosa normal en la ciudad. Justo al llegar a su edificio, ya se largó la tormenta.

“Mis patrones, que también son paraguayos, no estaban, estaban en otra ciudad. Iba filmando y mandando a mi hija sobre la tormenta, pero todo se complicó”, recordó.

Daniela estaba sola en el lugar y, pese a que tres días antes se emitió la alerta roja, no pudo realizar las compras de provistas porque los lugareños “pelaron” los supermercados.

“Solo tenía papas fritas y palitos salados. Comí eso por nueve días. Pasé hambre, sed. Lo que viví fue una pesadilla. No podía ni dormir porque veía en mi mente el desastre que hubo y los gritos, todo”, relató a EXTRA.

Por más de una semana no pudo salir del edificio, era tanto el barro que no se podía salir ni entrar a la ciudad.

“Los militares me dijeron que nada podían hacer por mí. Cinco días incomunicada estuve porque yo tenía todavía un número de Paraguay. Un día, la embajada hizo una llamada de emergencia. Allí solo me pidieron confirmar si estaba con vida, les dije que sí y se cortó”, rememoró.

Los días pasaban y el hambre con la desesperación no hacían buena combinación. “Pedí auxilio en TikTok, en grupos de WhatsApp de Paraguayos. Muchísimos querían rescatarme, pero no se podía entrar. Nos separaban 10 kilómetros del primer puesto. Y caminar eso en barro significaba 24 horas de caminata”, explicó aún desesperada.

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Su angustia era tanta que un día llegó hasta el puesto de la Cruz Roja para intentar salir de allí. “Les pedí que me llevaran con los cadáveres hasta Madrid. Me decían que no era posible”, dijo.

Un grupo de paraguayos, que hasta ahora no sabe ni sus nombres porque en ese momento no podía ni hablar, le pidió a ella salir hasta una ruta ubicada a 5 km de donde estaba. La auxiliaron, la llenaron de aliento y la trasladaron a una localidad llamada Muñoz, le dieron para su pasaje y algo de viático.

De ese lugar viajó a Madrid, donde fue recibida por otros paraguayos. “Ayer (por el miércoles) fue la primera vez que pude dormir dos horas. Ahora es un nuevo capítulo en mi vida. Tengo que seguir buscando trabajo y continuar mis sueños de darle una vida mejor a mi familia”, dijo.