Ña Agustina Olmedo (69) es la única burrerita en San Lorenzo que aún recorre los barrios de la ciudad desde hace 50 años, con su burra Xuxa, a la que trata como a una hija.
La doña contó a EXTRA que sus hijos ya no quieren que salga a trabajar, pero ella asegura que esto es una distracción, además de que le genera ingreso.
“Yo cobro la pensión de la tercera edad, pero no me alcanza para comer y pagar la luz y el agua, porque son solo G. 600.000”, dijo. Cada sábado sale a recorrer por los barrios de Capilla del Monte, San Felipe y Miraflores.
Su rutina inicia a las 4:00 de la madrugada, cuando sale para traer las menudencias, luego regresa, lava todas las churas y sale para la venta. “Camino unas 9 horas por ahí, pero ya estoy acostumbrada”, indicó.
La burretita comentó que, hace 10 años, sus hijos vendieron de ella su anterior burro, para que ya no trabaje, eso le molestó mucho e intentó devolver el dinero a la señora que adquirió el animal, pero ya no le quiso dar el burro.
“Mucho tiempo estuve sin trabajar, hasta que conseguí una burra en Pirayú, compré por G. 1.000.000 y les dije luego a mis hijos que no vuelvan a vender, que mi burra se va a quedar conmigo hasta que me muera, por más que deje de vender las menudencias, porque ella es como mi hija”, manifestó.
Disminuyó la venta
En comparación a años anteriores, ña Agustina mencionó que ahora se vende menos; la gente ya casi no quiere comer menudencias, aunque de igual modo no se queja, porque tiene clientes que solo quieren comer la chura que ella vende.