La jornada laboral de don Ángel Cantero, de 61 años, comenzó a las 4:00 de la madrugada. El trabajador del volante salió a bordo de su taxi en busca de clientes en zona del Parque Serenidad, del barrio Villa Bonita, de Villa Elisa.
A las 4:30 se cruzó con una joven, quien le señaló desde lejos que necesitaba su servicio. El taxista se acercó a ella, pero detrás de ella subieron dos jóvenes más que intentaron asaltarlo, según contó a EXTRA.
“Al salir (de su casa) a tres cuadras me atajaron; no les iba a alzar porque pasé ya y como que le vi a una chica con la mochila pensé que viajaría a la terminal y le acompañaron (por los dos muchachos). Di una vuelta y le alcé, pero se subieron conmigo los tres; uno se sentó a mi lado y los otros detrás de mí. Llegamos al lugar donde me dijeron, querían que les lleve a cinco cuadras en una zona roja y les dije que no iba a poder porque tengo otro compromiso”, relató el conductor.
El hombre presentía algo malo y por esa razón escondió su celular y la poca plata que tenía.
Se defendió como pudo
Uno de ellos le dijo que tenía G. 100.000 y que necesitaba que le entregara el vuelto, pero Ángel no tenía, entonces le comentó que podría sencillar.
“Después en ese ínterin, uno de ellos me dijo para ir una cuadra más abajo. Bajeé una cuadra más y le dije que me pase la plata y ahí (el de atrás) me agarró del cuello y el otro con una varilla de hierro me quiso clavar el cuello, pero atajé de él, le jugué al que estaba a mi lado, mientras el otro le gritaba ‘atendé el volante, atendé el volante’ y bajeaba ya el auto, yo ya estaba inconsciente y el auto se fue a parar por la columna”, recordó Ángel.
Cerca del lugar se encontraba un policía y curiosos que intentaron ayudarlo, mientras los tres se dieron a la fuga. Uno de ellos se lanzó a un puente y horas después fue capturado.
Es el único sustento de la casa
Don Ángel tiene tres hijos pequeños y es el único sustento de la familia. En el taller le pidieron G. 5.000.000 para arreglar parte del daño, sin embargo, necesita mucho más, para dejarlo en condiciones, pero el trabajador no cuenta con recursos. “Me fundieron el vehículo, ya no sé con qué darle de comer a mis hijos”, dijo en medio de la impotencia.
Desde el martes, Ángel no puede trabajar, se siente atado de manos y pies, también impotente porque sus hijos tienen que alimentarse e ir a la escuela.
Si querés colaborar con don Ángel y su familia, llamá al número (0981)134-806.