Polly tenía las plumas negras y un cuello cubierto de tonos rojizos. Caminaba como dueño del patio, pero más que un animal, era parte de una historia familiar.
Era un gallo de 10 años que vivía mimado, con paseos en auto, fiestas de cumpleaños y el cariño constante de un niño de 12 años que se crió con él.
El domingo 13 de julio, todo cambió. Era cerca del mediodía, hacía calor, el nene salió con su bici y sacó a Polly a pastar frente a su casa en el Barrio Obrero de Pedro Juan Caballero, departamento de Amambay.
Polly estaba acostado, era manso, acostumbrado a que lo acaricien, que lo alcen en los brazos e incluso a subirse al auto.
En el video de circuito cerrado que grabó todo, se ve cómo un automóvil blanco, pasó por la calle, luego estacionó. Una mujer se bajó tranquila y se acercó sin apuro, agarró al gallo como si fuera suyo, subió de nuevo al auto y se fue. Todo en cuestión de segundos.
Lucas Escobar, de 21 años, hermano del niño y dueño del gallo, revisó el video y salió a buscar a Polly. A unas diez cuadras encontró el auto estacionado frente a lo que parecía una despensa, según contó a EXTRA.
Primero negó todo
Se acercó y preguntó por el ave, pero la mujer primero dijo que no sabía nada. Sin embargo, al ver el video que Lucas le mostró, no le quedó otra que admitirlo. La respuesta lo llenó de impotencia: “El gallo ya está muerto. Si querés, te puedo dar los restos en una bolsa”, le dijo. Como si fuera poco, le ofreció G. 200 mil para “reparar el daño”.
Como si fuera poco, le soltó en tono burlón. “¿Por un simple gallo vas a hacer tanto escándalo?”, mientras los restos estaban esparcidos sobre una mesa.
“Ya estaba en pedacitos y al lado de él me tiraron las plumas en el piso para que vea que es mío”, señaló el joven.
No se animó a llevar los restos de su animal
Sin embargo, lo que le parece increíble es que en 20 minutos, desde que lo llevaron, lo hayan matado, desplumado y descuartizado, según refirió a nuestro medio.
Su intención era aclarar lo ocurrido, por eso se quedó casi una hora frente al lugar. Pero, según relató, fue amenazado por varios hombres. Uno de ellos, quien aparentemente sería hijo de la dueña de casa, le propuso ir juntos a la comisaría, subió a su moto, pero nunca apareció por la sede policial.
Lucas, en cambio, sí hizo la denuncia, y el caso ya está en manos de la Fiscalía.
Era compañero de su papá
Se llevaba bien hasta con los gatos
Lucas contó a EXTRA que Polly fue criado desde que era un pollito, rescatado de la estancia familiar, después de que un aguara’i matara a su mamá y a sus hermanos. Desde entonces, vivía como un integrante más. Dormía suelto, comía con todos, subía a la mesa, al auto, a la moto y se llevaba bien con los perros y gatos.
Era el compañero inseparable del papá de Lucas, un hombre de 52 años, que está enfermo y encontraba en él, consuelo y compañía.