Pasaron 18 días y el cuerpo del sargento 1.º Alexis Teobaldo Sosa Leiva, arrastrado por un raudal al arroyo Lambaré, sigue sin aparecer.
El 2 de noviembre, el Sosa iba en una camioneta con su camarada, el sargento Domingo David Ríos Domínguez, cuando fueron a buscar a un superior, el general César Moreno Landaira, nombrado el viernes como nuevo comandante de las Fuerzas Militares.
Los restos del sargento Ríos fueron hallados tres días después de la tragedia. A Sosa lo busca un equipo compuesto por buzos de la Armada, militares, Bomberos, policías, voluntarios e incluso se habría unido una “vidente”.
Se trata de Gloria Medina de Melgarejo, una mujer de 60 años que dice que no se considera vidente, mística ni médica, sino una “visionera”. Y hace los trabajos gratis.
Contactó con él
Gloria señaló que el cuerpo del sargento Sosa será encontrado en breve y que ella tuvo un contacto espiritual con él y le pidió que se haga ver. “Le dije que sus padres están muy cansados y angustiados”, contó la doña.
Según manifestó, en medio de su meditación escuchó que Sosa le respondió “al fin”, dando a entender que lo sacarían pronto.
Relató que, el jueves pasado, fue al arroyo donde buscan el cuerpo, tiró un rosario al agua para que llegue donde estaba Sosa y rezó. Allí, un militar en forma burlona le dijo que tire otro rosario para reforzar su trabajo, pero ella no respondió.
“El viernes volví para orar y justo en el lugar donde fue a quedarse el rosario encontraron parte de lo que sería la piel del militar”, señaló la mujer.
“Entonces me fui junto al militar que dudó del poder de Dios, le abrí la mano y puse un rosario. Me miró sorprendido y me dijo ‘señora, ahora creo’”, continuó.
Ya ocurrió antes
La “vidente” comentó que su comadre es amiga de la prima del desaparecido y que así contactaron con ella. Dijo que en el caso de Ríos, ella rezó y escuchó el susurro del Todopoderoso, quien le dijo que iban a encontrarlo en el río Paraguay pronto y así fue.
Agregó que un joven se había ahogado en el mismo arroyo hace unos años, y que su cuerpo no se encontraba. Pasaron los días y los familiares le pidieron para que ore.
“Sus parientes ya lo buscaban en el río Paraguay, pero Dios me dijo dónde estaba, entonces le pedí al buzo para irnos al arroyo y le dije lo que tenía que hacer y así encontraron al fallecido”, añadió.