Doña Francisca Colmán tenía un humilde copetín. Hacía pequeños préstamos de usureros para comprar mercaderías y los iba saldando mensualmente, pero aparentemente no liquidó.
En el año 2021 falleció de Covid-19 y el viernes pasado, llegó un hombre a la casa donde viven sus hijas, en el barrio Isla Bogado de Luque.
Sacó unas cuantas fotos del lugar y antes de retirarse, las mujeres lo encararon y este les dijo que la propiedad iba a ser subastada ese día y que él es uno de los interesados en comprar el inmueble.
En el 2012, Francisca supuestamente sacó un lavarropas de una casa de electrodomésticos y les dejó un clavo de G. 1. 220.000, con los intereses subió a G. 7.000.000.
Su hija, Valeria García (31), manifestó a EXTRA que jamás vieron dicho electrodoméstico, por lo que cree que la deuda que su madre supuestamente no pagó, contrajo de dichos prestamistas.
La familia, compuesta por Valeria, sus hijas, su hermana y sobrinitas menores de edad, está a punto de ser desalojada del lugar porque la casa ya fue rematada por G. 30.000.000.
“No nos llegó ninguna notificación, el ujier nos dijo que mi mamá recibía las notificaciones y no quería firmar; cosa que es mentira. En el expediente dice que no le encontraron a nadie y que dejaban nomás las notificaciones en el portón de casa”, señaló.
Valeria contó que en el 2015 inició el juicio y en el 2018 la casa ya estaba en proceso de embargo.
Una supuesta abogada es la “nueva” dueña de la casa y ya hizo una entrega de G. 3.000.000.
Recibieron burla
La joven y su hermana intentaron negociar durante la subasta, incluso contaron su caso para que se apiaden de ellas, pero no hubo caso, según dijo Valeria.
“Se burlaron durante la subasta; la que compró la casa salió y dijo ‘seguro están usando el lavarropas que tu mamá había retirado’”, se reían de nosotras, lamentó.
El abogado de las afectadas está llevando su caso y aún no saben si podrán recuperar la casa que su madre compró hace 34 años.