A una semana de que la Muni de San Lorenzo instalara unos bolardos de cemento sobre la Avenida Vittorio Curiel, donde se construye la primera bicisenda de la ciudad, ya hubo dos accidentes.
Ambos involucraron a conductores de vehículos, un hombre y una mujer. El primero ocurrió el miércoles 20 (tres días después de la colocación de los protectores).
El responsable del choque es un taxista que circulaba a alta velocidad. Sarambi hizo, incluso los bolardos de hormigón salieron volando y quedaron en medio de la ruta.
El segundo fue el jueves último. Una conductora supuestamente desvió de carril para no atropellar a una criatura que pasaba por la zona, según manifestó a EXTRA el director de la PMT, Fredy González.
Casi, casi robaron
Para colmo, dos conductores de motocarros intentaron robar los bolardos de madrugada, pero escaparon con las manos vacías porque los vecinos comenzaron a gritarles. “Esa es la denuncia que tenemos, por vía telefónica nos comunicaron. Lo único que dijeron es que querían llevar los bolardos que están al costado y sueltos”, he’i González. Las pelotas o bolas, como los sanlorenzanos los llaman, trajeron cola y los comentarios a favor y en contra hay a patadas.
Alberto Meza, de “Ya estamos Cansados de sus Leyes”, dijo a EXTRA que la intención es buena, pero que se podría usar otra alternativa.
“Es bastante inseguro porque es una zona de raudales y no están asegurados por el asfalto; es peligroso y no tiene mucho sentido. Eso rueda, sale en el camino y, si viene otro vehículo, podría ocasionar algo grave”, apuntó.
¿Para qué sirven?
Gianluca Giuzzio, director de Comunicación de la Muni de Sanlo, contó a EXTRA que los bolardos son obstáculos o barreras que sirven para delimitar la bicisenda, protegiendo al ciclista y al peatón. “Se está trabajando en un proyecto de educación vial, para que la gente pueda entender y comprender la importancia de la bicisenda”.
Los bolardos están hechos de hormigón y pesan unos 80 kilos.