Los depravados tienen su técnica para manosear a las mujeres, señalan.
Felicita Rodríguez, pasajera de la Línea 30, se enfrentó a un señor que se le apoyaba cada vez que el colectivo frenaba o doblaba.
“Sos un degenerado, movete para atrás”, le dijo mirándolo a los ojos. El hombre, de aproximadamente 50 años, en vez de pedirle disculpas, le gritó toda clase de ofensas. Incluso llegó a darle un golpe en la cabeza. Felicita bajó shockeada del colectivo; el hombre la siguió y continuó con las ofensas.
Este es uno de los casos de acoso que muchas mujeres pasan en el micro. Ellas cuentan que diariamente se exponen a viajar pegadas a depravados que las acosan y hasta las manosean. “Ellos intuyen quién es la mujer que se quedará callada y quién no. Siempre están parados en el medio mismo del colectivo”, relató la víctima.
Otra mujer, que prefirió resguardar su identidad, relató que una vez un pasajero de la Línea 34 le cedió su lugar porque llevaba su bebé. Cuando dio de mamar a su hijo, el hombre empezó a hacerle gestos osados y a decirle “guasadas”. Un muchacho que estaba detrás la defendió. El chofer tuvo que parar el colectivo y bajar al acosador, que estaba apunto de ser linchado.
Juan Villalba, chofer de la Línea 48, dijo que no siempre ven lo que sucede. “No voy a permitir que una mujer sea maltratada, pero nos enteramos solo cuando hay gritos o peleas”, dijo.
