María Liliana Velázquez Villasanti lloró la pérdida de su marido. Frente a sus ojos, le sacaron la vida a quien era, supuestamente, el amor de su vida, don Alfredo Jara González, el 17 de octubre pasado en Curuguaty.
En el velorio y durante el rezo se veía dolida. A diferencia del resto de la familia, que vestía una remera blanca con la cara de Alfredo, ella vestía de negro, para destacar su luto. Incluso cuando fueron a repartir víveres en su nombre el 31 de octubre, para recordar su cumple.
“Hizo una vida normal de familia hasta que fue detenida, nada cambió hasta su detención”, señaló el comisario Hugo Grance.
El lunes, el fiscal llamó a Liliana junto con su suegra, Elena González, para declarar. Ambas eran testigos calificados del supuesto robo, pero la esposa ya estaba fichada por los investigadores.
El sicario, Rubén Darío Benítez Gómez (32), confesó que cuatro días antes del crimen se encontró con ella en un motel, con un excompañero de celda en la cárcel, Rubén Rodas Portillo (33), y su novia.
“Le hicimos algunas preguntas de las que ya teníamos certezas. Ella nos confirmó que le conoce a Rodas”, afirmó el fiscal Cristhian Roig.
Detalló que se conocían desde niños, crecieron en el distrito de Yasy Cañy y, a los 19 años fue su novio. “Después perdieron contacto, ella se hizo de familia y hace dos años de nuevo empezaron a contactar”, señaló Roig.
Supuestamente, el vínculo era comercial. La familia Rodas vendía carne y ella a él perfumes. “Una semana antes del crimen, se encontraron y ella le vendió un ‘perfume’. Después del asesinato, mensajeó otra vez por cuestiones del perfume”, dijo.
De acuerdo a la investigación, todo era un plan. “Ella sería la autora moral junto con el prófugo Rubén Rodas, con quien tendría una relación extramarital”, mencionó.
Querían sacar del medio a Alfredo
Según la hipótesis del fiscal, como la familia de Alfredo era muy unida, su plan para no quedar mal con ellos era hacer que todo parezca un robo; que el sicario mate a su marido y después, escape ella con su amante.
“Creemos que tomó la decisión por influencia de Rodas, teniendo en cuenta que tiene antecedentes por homicidio y otros”, dijo el fiscal Cristhian Roig. Fue ella misma quien avisó al sicario dónde iban a estar ella, su esposo y su suegra, para poner en marcha el asesinato, según las investigaciones.
No cumplió el pago y él se rayó
El fiscal contó que el matón llamó un día y pidió hablar con “la patrona”. Le reclamó a María Liliana los G. 15 millones que quedaron pendientes porque necesitaba la palta para escapar. Según la investigación, el crimen fue pactado en G. 25 palos; ella supuestamente le entregó G. 10 millones nomás.
Fue justamente esa llamada la clave para detenerlo, porque una mujer policía se hizo pasar por Liliana, pues los agentes tomaron la bodega que pertenecía al fallecido para vigilar por si acaso surgía alguna pista.
Hay registro de entrada a motel
El fiscal Roig confirmó que hay registro del ingreso de tres personas en una de las piezas de un motel de Curuguaty: habitación N° 3, 13: 52 horas del viernes 13 de octubre, y la salida fue a las 15:03 horas. Serían la esposa, el sicario y el supuesto amante. Esto pasó cuatro días antes del crimen, tal como dijo Rubén Darío, detenido.