Los bomberos de la Décimo Octava Compañía San José de Limpio vivieron una de esas madrugadas que emocionan. A las 05:47, fueron alertados desde el Asentamiento 15 de Agosto: una mamá estaba en pleno trabajo de parto y no había manera de llegar a un hospital a tiempo.
Cuando los voluntarios entraron a la vivienda, entendieron que no había segundos que perder: el bebé venía ya mismo. La familia estaba nerviosa, pero los bomberos tomaron el control con calma y cariño.
Primero evaluaron a la mamá, controlaron sus signos vitales y la ayudaron a respirar como corresponde para un parto normal. Con paciencia, palabras de aliento y todo su profesionalismo, los voluntarios recibieron a un pequeño niño, que llegó al mundo en perfectas condiciones.
“Realizamos el corte y manejo adecuado del cordón umbilical, secado y envoltura en manta térmica para evitar la hipotermia, verificación de coloración, respiración y tono muscular. Lo colocamos en contacto seguro y bajo observación continua”, explicó el cuerpo de bomberos.
La emoción llenó la casa cuando confirmaron que el recién nacido estaba sano y fuerte. “El pequeño llegó sin nombre todavía, regalándole a su mamá un momento de alivio y felicidad después de una experiencia inesperada, pero acompañada por profesionales”, celebraron los bomberos.