30 abr. 2024

Ña Gertrudis, una de las últimas burreritas

Hace más de 50 años que vende así las menudencias. Sus hijos quieren comprarle motocarro, pero ella no quiere.

Burrerita

A pesar de que ahora ya necesita de un bastón para caminar, ña Gertrudis no quiere quedarse en su casa, dice que se va a aburrir si no trabaja.

Gentileza

Ña Gertrudis Coronel (69), más conocida como “la burrerita de Luque”, recorre diariamente el centro de la ciudad con su fiel compañera, su burra “Chaqueña”, vendiendo menudencias, sin importar que llueva, haga frío o calor.

Su jornada laboral inicia a las 6:00 de la mañana, cuando su vecino, quien trabaja en la matadería, le trae las menudencias, bien fresquitas y limpitas hasta su casa.

Ella solo se encarga de cortar y colocar en las conservadoras de isopor, que lleva su burra, se pone su delantal y con su bastón ya sale a recorrer.

“Para antes del mediodía yo ya vendo todo; la mayoría de las veces son todo pedidos”, contó la doña, que vive en el barrio Isla Bogado de Luque.

Este oficio lo heredó de su mamá, hace más de 50 años. Con él, crió a sus cinco hijos, quienes ahora le quieren comprar un motocarro para mayor comodidad, pero la doña no quiere. A ella le encanta caminar, ya que así se distrae, conoce gente y de paso hace caminata.

Comentó que hace tiempo eran muchas las que vendían churas sobre burros, pero ahora solo quedan dos, ella y Silvana Sotelo.

Por pedidos

“Es una tradición que se va acabando, la gente ahora vende en camionetas o motocarros, pero a mí me gusta más sobre el burro”, dijo la doña que ya tiene su clientela formada. La mayoría de las veces todas las menudencias ya son por pedidos que le hacen por celular.

Al ojímetro

Lo llamativo de ella, es que no vende por kilo, sino que por pedazos.

“La gente me pide por G. 20.000, G. 30.000 o G. 50.000 y les doy. Ellos ya saben la calidad de mis productos y no me quejo de la venta, se salva bien”, agregó la doña.

Su fiel compañera, quien la acompaña en todas partes, es muy mimada, la trata como a una hija. Contó que le trajo del Chaco, por eso le puso de nombre “Chaqueña”.

“Compré por G. 1.200.000, antes había mucho y era más barato, pero ahora es muy caro porque ya hay muy poco casi ya no se consigue”, señaló.

Los luqueños que desean hacerle pedidos, pueden llamar al (0982) 442-129, ya que no tiene WhatsApp.