01 jul. 2025

“Marcelo no murió por imprudencia sino por agotamiento”, dice una carta

Joven residente de trauma falleció antes de llegar al hospital. Estaba en grupo de 1.800 médicos que no cobraron su sueldo de abril.

20250502-006materialA,ph01_29086_60638497.jpg

La muerte del médico Marcelo Esteban Barrios Espínola (26) causó hondo pesar en el gremio.

Facebook

“Marcelo no murió por imprudencia. Murió por agotamiento”, dice una parte de una carta anónima que varios médicos compartieron en redes sociales ante la muerte del médico residente del Hospital de Trauma de Asunción, Marcelo Esteban Barrios Espínola (26), en un accidente.

El percance se dio ayer las 7 de la mañana, en la avenida Gral. Santos y Ecuador, donde hay un badén (reducidor de velocidad) que habría influido junto con la velocidad para que el doctor perdiera el control de su coche.

En el Día del Trabajador, el médico iba con dirección al Hospital donde debía tomar su guardia y estaba llegando tarde.

El residente, tras perder el control, impactó por la parte trasera de un Toyota IST guiado por Elisa Benítez (39), luego chocó por un árbol, pasó al carril contrario y salió despedido del auto, no se puso el cinturón. En la carta anónima, afirman que los médicos residentes están entre el deber profesional y el colapso (personal).

Pesada jornada

La doctora Rossana González, titular del Sindicato Nacional de Médicos (Sinamed), contó a EXTRA cómo es la vida de un residente.

Marcelo se encontraba entre los 1.800 médicos que no habían percibido su salario de abril, le dijo una pariente a Rossana.

Contó que los médicos que recién empiezan son prácticamente explotados por cargas horarias muy pesadas.

“Están desde 7 de la mañana a 5 de la tarde, pero muchos llegan horas antes y salen luego de sus horarios”, explicó. Detalló que cada 3 días hacen guardias y son seguidas de 30 horas.

En su rol de sindicalista indicó que varias veces ya solicitaron que a los médicos de guardia les permitan salir al mediodía, luego de su posguardia para puedan descansar más, pero nadie les hace caso. La mamá de Marcelo es enfermera y quedó con el corazón roto.